Crear empresa en Santander no es tan difícil como se cree; sin embargo, el reto está en mantenerse en el tiempo. Si bien la creación de empresas ha aumentado de forma constante en los últimos años, la sostenibilidad a largo plazo sigue siendo un gran desafío, como lo evidencia una investigación realizada en la Universidad Industrial de Santander.
De acuerdo con el trabajo de grado ‘Factores determinantes de la supervivencia empresarial en Santander. Un análisis con modelos de duración’, realizado por María Camila Sánchez Meneses, de la Escuela de Economía y Administración de la Universidad Industrial de Santander, de los 13 985 emprendimientos registrados en la Cámara de Comercio de Bucaramanga (CCB) en 2018, únicamente 4 913 permanecían activos en 2023. Esto significa que la tasa de supervivencia empresarial a cinco años es del 35,1 %.
“En el quinto año las empresas se estabilizan y es muy poco probable que lleguen a ‘morir’. Para la cohorte que nosotros estudiamos, que fueron las empresas creadas del 2018 al 2023, solo el 35,1 % de las empresas permanecían vivas”, explicó Sánchez Meneses.
Si bien el departamento se mantiene por encima de la media nacional, donde la tasa es del 33,5 %, es notablemente inferior a las tasas medias registradas en los países de la OCDE, donde esta tasa de supervivencia es superior al 40 %.
En 2023, Santander se posicionó como la cuarta economía más grande del país. De acuerdo con la investigación de Sánchez Meneses, los sectores como Agropecuario, Servicios e Inmobiliario son los que tienen mayor probabilidad de supervivencia; por su parte, los sectores de Minas, Hoteles y restaurantes, y Recreación son los que menos sobreviven.
Según las estadísticas de la CCB, sectores como Comercio, Construcción e Industria manufacturera tienen tasas ligeramente superiores a la media nacional, puesto que pasados cinco años de operación sólo sobreviven entre el 36 % y el 37 % de los emprendimientos. De otra parte, cabe resaltar que la supervivencia de las empresas en el sector Agropecuario, donde el 43,2 % supera la ‘curva del valle de la muerte’, es de lejos superior al promedio nacional registrado, donde solo el 34,9 % sobreviven. Lo anterior refleja la consolidación del sector primario del departamento.
“El estudio nos dice que el año más crítico para las empresas es el primero, pues es el año en el que más mueren las empresas. Y a medida que van pasando los años, es menor la cantidad de empresas que cierran hasta que llegan a un punto, que es el quinto año, en donde se estabilizan”, dice Sánchez Meneses.
Además, la estudiante explica que, si bien Santander se destaca como uno de los departamentos que más aporta en el sector de minas, el estudio reveló que es el que más cierra sus puertas.
“Tal vez se deba a la tasa de entrada neta, es decir, que es un sector bastante maduro, bastante consolidado, entonces la entrada de nuevas empresas se les dificulta, tal vez por el tamaño, tal vez por la cantidad de activos iniciales o por la gran competitividad que hay en el departamento en ese tipo de sectores”, aseveró.
Durante el periodo del estudio, solo el 37,2 % de las microempresas logró superar los cinco años de funcionamiento, mientras que para las pequeñas empresas esta tasa llegó al 54,2 %. Por su parte, ninguna empresa mediana cerró sus puertas.
Según el estudio UIS, la probabilidad de seguir en el mercado para una empresa que logró sobrevivir el primer año es del 73,3 %. En los cuatro años siguientes, explica María Camila, esta probabilidad disminuye rápidamente, y sólo el 32,8 % logra continuar con sus puertas abiertas; así lo ratifican las cifras de las empresas matriculadas en 2018 que seguían activas en 2023 en la CCB.
Más tejido empresarial
A pesar de estos comportamientos, el estudio UIS reveló que, al finalizar el año 2018, 79 955 empresas estaban inscritas en la CCB, mientras que al término de 2023 este total alcanzaba las 86 129 empresas.
Esto significa que el tejido empresarial de Santander tuvo un crecimiento del 7,7% en este periodo. Así mismo, entre 2018 y 2023 se generó un promedio anual cercano a los 15 000 emprendimientos y se cerraron alrededor de 10 000 empresas cada año, lo cual implica una tasa de entrada neta promedio del 5,1% cada año, con bajos valores negativos y positivos que denotan la madurez y el potencial de la economía santandereana.
Desde la apertura de la unidad productiva, dice María Camila que su trabajo mostró que los empresarios se enfrentan a diversos desafíos, incluyendo el mantenimiento y ajuste de su negocio para adecuarse de la manera más efectiva a un entorno cada vez más competitivo.
Según lo analizado por la estudiante UIS, para incrementar significativamente la productividad de las empresas es necesario el desarrollo de capacidades técnicas en las áreas de finanzas, administración, digitalización, marketing, ventas, escalamiento, sostenibilidad, innovación y exportaciones. Sin embargo, para que las intervenciones sean más eficientes resultaría oportuno segmentar a las empresas beneficiarias de acuerdo con sus características individuales, sectoriales y de localización.
También es necesario democratizar el acceso a créditos y microcréditos formales mediante la flexibilización de los requisitos exigibles a emprendedores y empresarios. Además, se recomienda fomentar la innovación a través de programas de investigación y desarrollo (I+D) en colaboración con universidades y centros de investigación.
