La Universidad Industrial de Santander (UIS) da inicio a un nuevo año académico y laboral. Para afrontarlo con energía y bienestar, la alimentación juega un papel fundamental. Erika Sirley Prada Rodríguez, nutricionista de Bienestar Estudiantil, comparte recomendaciones clave para adquirir y mantener hábitos saludables, destacando la importancia de no saltarse el desayuno.
Volver a la rutina sin culpas
Retomar las actividades después de las vacaciones puede ser un desafío, especialmente en la alimentación, ya que las fiestas de fin de año suelen estar llenas de platos abundantes y deliciosos. Sin embargo, Prada Rodríguez invita a la comunidad universitaria a evitar culpas innecesarias y, en su lugar, enfocarse en adoptar hábitos saludables.
“Las fiestas hay que disfrutarlas, y eso incluye la comida. Se gozó y se compartió en familia, y eso es invaluable. Ahora, lo importante es retomar con calma y cambiar la mentalidad. Para ello, es clave incluir frutas y verduras en la dieta, preferiblemente cinco porciones al día, consumidas enteras y no en jugos, sopas o cremas. También se recomienda aumentar la ingesta de proteínas, realizar actividad física y mantenerse hidratado con al menos dos litros de agua al día”, señala la experta.
No te saltes el desayuno
Uno de los principales errores al regresar a la rutina universitaria o laboral es omitir el desayuno, lo cual puede tener consecuencias negativas para la salud.
“Es muy común que los jóvenes que inician su vida universitaria no le den importancia al desayuno, cuando en realidad es una comida fundamental que proporciona la energía necesaria para el día. Además, muchos aún están en etapa de crecimiento y desarrollo, por lo que necesitan un buen aporte de nutrientes. Saltarse el desayuno puede generar aumento de peso, especialmente acumulación de grasa abdominal, además de provocar ansiedad y hambre constante”, advierte la nutricionista.
¿Cómo debe ser un desayuno saludable?
La profesional enfatiza en la importancia de elegir alimentos nutritivos y evitar productos ultraprocesados con alto contenido de azúcar, que suelen venderse como opciones saludables pero que, en realidad, pueden perjudicar el bienestar.
“Un desayuno balanceado debe incluir una bebida láctea, como leche, avena, yogur o chocolate, de preferencia natural y con poca o ningún tipo de azúcar añadida. En el caso de la avena, es mejor prepararla en casa en lugar de optar por las versiones comerciales. También es importante incorporar cereales, como arepa o pan, preferiblemente integral y con semillas. En cuanto a las proteínas, se recomienda evitar los embutidos y optar por fuentes más saludables. Además, siempre debe incluir frutas y verduras, sin aditivos como leche condensada o crema de leche”, explica Prada Rodríguez.
Alimentos para evitar en el desayuno
Finalmente, la especialista advierte sobre opciones poco saludables que suelen consumirse en las mañanas.
“Muchos estudiantes optan por comprar el famoso ‘toxicombo’ a la entrada de la universidad, compuesto por una empanada y un jugo que, más que jugo, es agua con colorantes. Si bien no se trata de satanizar los fritos, hay alternativas más saludables, como empanadas o palitos de queso horneados en casa. Además, los alimentos vendidos en la calle pueden ser de dudosa procedencia y aumentar el riesgo de enfermedades gastrointestinales, como diarreas”, concluye la nutricionista.
