Sin lugar a duda los eventos sucedidos recientemente en los páramos santandereanos, específicamente en el páramo de Santurbán, son catastróficos. Y es que, según expertos, estos ecosistemas reúnen la mayor biodiversidad para un hábitat de montaña en todo el planeta. Investigaciones apuntan a que la mayor diversidad de frailejones se registra en los páramos de Boyacá, Santander y Norte de Santander, siendo esto solo un ejemplo de su diversidad florística.
De allí que el último incendio registrado en el sector de Berlín, en Santander, se considere una catástrofe. La pérdida de cada una de estas áreas es incalculable y llevará años su recuperación o reforestación. Además, la hidrología y la seguridad climática e hídrica del área metropolitana de Bucaramanga depende del almacenamiento del agua que se realiza en ese ecosistema paramuno.
La Universidad Industrial de Santander, desde la academia, no es ajena a esta situación y por ello busca tomar cartas en el asunto para contribuir no sólo con la recuperación de la zona afectada por las llamas esta semana, sino que busca implementar estrategias para mitigar emergencias futuras.
De manera previa, y ante la falta de un inventario detallado de la flora y fauna del Páramo de Santurbán, la UIS ha realizado investigaciones recientes por parte del equipo del Herbario, donde se ha evidenciado la existencia de nuevas especies para la ciencia, como es el caso de una asterácea (familiar del frailejón), del género Achiroclyne, o de un pariente de los helechos perteneciente al género Isoëtes, junto a un sinnúmero de nuevos registros para el departamento, especies con categoría de riesgo y posibles novedades por ser estudiadas… Una riqueza natural única que se vio afectada por las llamas que arrasaron decenas de hectáreas de ecosistema paramuno.
Espeletia sp. Especie recolectada en la Laguna Negra, Páramo de Vetas.
Nelson Rodríguez López, profesor asociado de la Escuela de Biología de la UIS, quien ha estado al tanto de toda la situación ocurrida en Santurbán, precisa la importancia de generar iniciativas concretas en pro de la protección de la riqueza natural con la que cuenta el departamento.
“Dentro de las preocupaciones que existen por parte de la Universidad Industrial de Santander, se vislumbran algunas acciones y se plantearán posibles actividades a desarrollar (…) La UIS tiene un papel determinante, un rol fundamental, no sólo para la región nororiental del país, sino para otras zonas (…) Tenemos que buscar y plantear alternativas en base al conocimiento y las tecnologías existentes para que reduzcamos y a su vez mitiguemos y nos adaptemos a ese nuevo escenario futuro, porque claramente las metas de los países a nivel mundial, de reducción de gases, de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera, son bastante difíciles. Nosotros tenemos que realizar acciones locales y dentro de esa perspectiva, como Universidad y una entidad de orden público que está formando los profesionales del futuro, hay que buscar la manera de integrar el conocimiento para enfrentar ese desafío que es el de mayor importancia para la humanidad”.
Las llamas dejaron un triste panorama en el Páramo de Berlín: un aproximado de 300 hectáreas incineradas.
Desde el Ipred también se buscan estrategias…
Desde el Instituto de Proyección Regional y Educación a Distancia, Ipred UIS, también se está trabajando al respecto con su programa de Ingeniería Forestal, ante los recientes incendios en los páramos de Santander que “han generado una situación crítica que requiere la atención inmediata de la comunidad nacional e internacional. Los devastadores efectos de estos incendios de páramo amenazan la supervivencia de las especies y debilitan la resiliencia de estos ecosistemas.
“De acuerdo con el portal web de Global Forest Watch, las alertas de incendio en el departamento se han incrementado en comparación con años anteriores, el 13% de las alertas se reportan en los municipios de Matanza, El Carmen de Chucurí, Rionegro, Mogotes, Piedecuesta y Tona, los dos últimos municipios ya dejaron un triste panorama en el Páramo de Berlín: un aproximado de 300 hectáreas incineradas”.
En este contexto, la UIS hace un llamado urgente a las autoridades gubernamentales, organizaciones ambientales, comunidades locales y ciudadanos en general, para que se unan esfuerzos coordinados de prevención, control y restauración de las áreas afectadas.
“Instamos a la sociedad a tomar conciencia de la importancia de preservar los ecosistemas de páramo y adoptar prácticas responsables que contribuyan a la mitigación del cambio climático”, añadieron desde el Ipred.
Si bien la restauración de estos ecosistemas puede tomar décadas, algunas acciones de restauración, tanto pasivas como activas, pueden promover el avance de la recuperación.
De acuerdo con el profesor Rodríguez López, “la capacidad de resiliencia, de recuperación que de manera espontánea, de manera natural pueda tener el páramo y el área específica donde ocurrió el incendio y la devastación, realmente para este ecosistema, hasta el momento no sé si haya algún resultado, no he visto algún trabajo de investigación al respecto. Ese es un punto clave porque no sabemos cómo es que el ecosistema paramuno y particularmente el de Berlín, puede responder a estos tipos de agentes como el fuego, para lograr que se torne algo parecido a cómo lo teníamos porque él puede recuperarse por sí mismo. Lo que sí podemos hacer es ayudar a que se den estos procesos de manera más acelerada que es lo que se llama la restauración ecológica activa que es donde el hombre dirige algunas acciones para que esto se dé”.
Para que esto se dé también vale destacar la importancia de la participación de las comunidades y de la interacción con los diferentes entes gubernamentales, públicos, privados, porque las comunidades locales conocen, inclusive mucho más, cómo estaba constituido el ecosistema.
“Las comunidades saben sobre las especies, conocen los nombres comunes, toda esa información no se puede dejar de lado, además, con ellas hay que realizar este trabajo. Debemos señalar que definitivamente nosotros los que vivimos en las zonas urbanas dependemos de los que viven en la zona rural y de los ecosistemas rurales. La vida en las zonas urbanas no es posible si no existen las zonas rurales y si no existen los habitantes que nos proveen de alimentos, de esos servicios que en la ciudad no hacemos. Es hora de mirar mucho más a la búsqueda y formación de la población rural en temas como estos, es decir, cómo podemos trabajar en torno a la formación del recurso humano rural, en restauración, recuperación y manejo de los recursos naturales”, finalizó Rodríguez López.
Preocupa que en zonas rurales efectivamente la respuesta es más lenta porque no cuentan con recurso humano e infraestructura para responder de una manera rápida ante estos eventos y es allí donde “hay una tarea muy grande para realizar en donde la Universidad y los entes públicos y privados pueden contribuir”.
A pesar de todo, según David Sanín y Felipe Castaño, profesores de la Escuela de Biología, Herbario UIS, este “desastre ecológico representa ahora una gran oportunidad para estudiar y conocer los efectos de los incendios en el páramo, donde la integración entre las instituciones y las comunidades locales determinará el éxito. Por ejemplo, podríamos evaluar la regeneración natural o dirigida de estos ecosistemas, las tasas de crecimiento de diferentes especies fundamentales para el mismo, y una vez analizada la estructura y composición de ecosistemas aledaños, dirigir eventos de siembra en viveros para replicar estos modelos en zonas afectadas. Apoyándonos en la tecnología de redes, podríamos detectar focos de fuego en tiempo real y alertar a las autoridades para que de manera efectiva se logren controlar desde su inicio.
“Este es un llamado de atención de la naturaleza, la cual, en el marco del cambio climático, nos alerta sobre el profundo desconocimiento de su complejidad y como esto nos afecta directamente”.