Cuando los visitantes llegan al auditorio Luis A. Calvo, de la UIS, en el 40º Festival Internacional de Piano, se encuentran varias sorpresas musicales. Una de las más interesantes e inédita es la exposición de pianos titulada “Pianorama, un viaje sonoro”.
Se trata de una muestra de pianos famosos tanto por las características de su fabricación, sonoridad y procedencia, como por su contenido histórico. Son seis pianos y una pianola, todos de colección, dispuestos en el vestíbulo (‘lobby’) del auditorio y en la Sala Rafael Prada Ardila para el disfrute del público, que bien los puede tocar, y estarán allí hasta el 1 de octubre.
Alexis Quevedo es el coleccionista que ha traído estos pianofortes al Festival. Él es, además, el afinador oficial del Festival Internacional de Piano de Bucaramanga, como de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
“Mi padre, Guillermo Quevedo, era lutier, estuvo mucho tiempo acá en el Festival de la UIS como afinador y nos turnábamos, él fue de la primera época, cuando estaba el Blüthner, que era el único piano del Festival hace 40 años. Y hace 13 años se compró el Steinway. Mi padre murió hace 5 años y me dejó ese legado, junto con un alemán, Oskar Binder, que fueron los que me prepararon. Trabajé 14 años en Yamaha con el maestro Akihiko Shindo”, comenta el afinador y coleccionista Alexis Quevedo.
Actualmente, el Luis A. Calvo es el único auditorio en Bucaramanga que cuenta con un Steinway alemán, un Blüthner alemán de concierto y un Schiedmayer también alemán, de media cola. Es el único auditorio que tiene esos 3 instrumentos funcionales para estudio y para concierto, en perfecto estado, explica Quevedo.
“Esta exposición, denominada Pianorama un viaje sonoro, fue una idea de la señora Sandra Barrera, directora Cultural de la UIS, quien me propuso traer unos pianos antiguos en buen estado que pudiera tocar la gente. Ella nos colaboró mucho con el transporte; yo ubiqué los pianos, los que pudieran estar en buenas condiciones y algunos son de grandes personalidades”, dice Quevedo.
Los pianos
Hoffmann. Es el conocido piano vertical, estilo cola, al que se levantaba la tapa. Es un piano alemán, con teclado en marfil y ébano, que puede tener alrededor de 80 años. Es de Frank Preuss, un judío alemán que fue fundador de la Orquesta Filarmónica de Bogotá.
Zeitter & Winkelmann. Es un piano alemán, vertical, con teclado de marfil y ébano, y martillaría originales. Es el que utiliza la Orquesta Filarmónica cuando no cabe el piano grande de concierto porque hay coro o mucha gente y se lleva por su capacidad de sonido.
Schwechter. Este es el famoso piano cuatro de cola, con cuerda cruzada, también antiguo. Es alemán, de Berlín. La marca desapareció y la tomó Bösendorfer.
Dieffenbacher, París. Este es el piano más antiguo. Se ve el corazón del árbol, ahora los modernos se pintan, estos no, y no tiene arpa en hierro, sino en madera. La antigüedad de él es la cuerda recta, ya no es cuerda cruzada como las anteriores.
Wolffrramm Dresden. Es un piano alemán, vertical, también en marfil y ébano. Se trajo porque muestra el cambio de la tabla de madera a la de hierro, una lámina que sostiene la tensión de la cuerda y le da más resistencia: el sonido es más fuerte.
Richard Lipp y Sohn. Es un piano 3/4 de cola, alemán de Stuttgart, original. Es el llamado ‘pata isabelina’ y el mueble es veta madera, tiene laca encima, pero la madera es la que le da el color. Este es el piano que estaba en el restaurante Pozzeto y se rescató para exhibición. Es especial para música barroca, es en 4-15, pero todo este diseño fue manual.
Stark. Es la pianola del evento. Su funcionamiento se hace por medio de los pedales que hacen girar el cilindro y las teclas se pulsan según las perforaciones que están marcadas en el rollo.
Café-piano
El piano que se utiliza en el Café-Piano de este Festival es el famoso Blüthner (arriba a la izquierda). “Este llegó a la UIS gracias a un intercambio que se hizo en su momento por cargas de café, a través de la Federación. Estuvo en 27 festivales. Es un piano pesado, pero en ese hicieron los festivales; los pianistas sufrían porque es muy pesado, pero el que ganaba, ganaba porque tocaba. Ahora, el Steinway (que aparece arriba, a la derecha) es como un Ferrari, lo pueden tocar muy bien”, comenta Alexis Quevedo.
El grupo encargado de la afinación y la logística de los pianos lo conforman Herney Quevedo, Danilo Mosquera y Alexis Quevedo (de izquierda a derecha en la foto), Cristina Salazar, que también ha afinado en el Festival y Julián Antolínez Quevedo. Ellos son familia, unidos por la música y el legado de Guillermo Quevedo.
Lo esperamos en Pianorama y en la variada oferta de eventos de este Festival.