En la entrada de la Biblioteca Central de la Universidad Industrial de Santander (UIS) se erige una obra que trasciende lo meramente decorativo: la escultura denominada originalmente ‘Universidad’ y conocida popularmente como ‘Los Lápices’. Creada por el artista santandereano Ricardo Alipio Vargas en el año 2006, esta pieza icónica rinde homenaje a los estudiantes, simbolizando la riqueza del conocimiento y la diversidad que caracteriza a su comunidad estudiantil.
Universidad es una obra compuesta por 60 lápices de diez colores diferentes, en referencia también a los 60 años que cumpliría la Universidad Industrial de Santander dos años después de su instalación y, al mismo tiempo, la pluralidad de estudiantes que recorren sus pasillos. Su autor, Ricardo Alipio Vargas Mantilla, un destacado artista plástico nacido en Bucaramanga en 1954, ha dedicado gran parte de su vida al arte público y tres de sus obras engalanan espacios de la Universidad. Su formación en la Dirección de Cultura Artística de Santander (Dicas) y en la Escuela Normal Superior de Bellas Artes de París le ha permitido desarrollar una visión única que refleja en sus obras.
La escultura, situada estratégicamente a la entrada de la Biblioteca Central, no solo es visualmente impactante, sino que también invita a la interacción. Los espectadores pueden caminar entre los lápices, convirtiendo la obra en una experiencia dinámica que se integra perfectamente en el entorno universitario. Los colores vibrantes de los lápices, que evocan los útiles y vestimenta de los estudiantes, infunden vida al campus y simbolizan la energía del ambiente académico.
“La obra tiene un nombre, Universidad, puesto en mención de visitas que hacía a la Universidad y entonces, al ver la entrada y la salida de los estudiantes, pude captar el colorido que traen sus camisas, que traen sus ropas, que traen ellos, sus útiles, sus morrales, sus cosas. Por eso la obra no es un arte cinético, pienso que puede estar dentro de un Pop Art”, precisó Ricardo Alipio Vargas.
El artista ha enmarcado su obra dentro del pop art, un movimiento que resalta lo cotidiano y urbano. En este caso, los colores, que van desde un blanco puro hasta un verde intenso, no solo son estéticamente atractivos, sino que también reflejan la cotidianidad de los estudiantes UIS, su vestimenta, su colorido. Cada lápiz, montado sobre una base de hormigón armado e iluminado con luces artificiales, se convierte en un símbolo del conocimiento que se adquiere desde la infancia hasta la adultez.
El propio Vargas expresa que un objeto tan simple como un lápiz es un homenaje a la educación y la creatividad. Resalta que, “quizás una de las primeras cosas que tenemos en la vida es un lápiz, que nos dan en la casa, para pintar, para rayar, para todo; eso sucede a los 2 años o 3 años y ya después, entrados en la edad adulta, incluso previo a morir hay un lápiz”. Puntualizó que la escultura no solo es un atractivo visual, sino un recordatorio del papel transformador que tiene la educación en la vida de las personas.
Los Lápices se erigen como una alegoría de la acumulación de conocimientos y la importancia de la universidad como espacio para el desarrollo intelectual. Más que una simple escultura, es un símbolo del legado de la UIS y un tributo al poder del conocimiento en la formación de futuros profesionales. Su presencia en el campus no solo embellece el entorno, sino que también inspira a generaciones de estudiantes a valorar el aprendizaje y la creatividad en su camino académico.
