Bienestar Estudiantil y la Liga Santandereana Contra el Cáncer se unieron para llevar a cabo en el campus central de la Universidad Industrial de Santander (UIS) la jornada “Escape Sin Humo, Ese es el Reto”, con el objetivo de concientizar a la comunidad sobre las afectaciones a la salud física y mental que genera el consumo de tabaco y el uso de vapeadores (cigarrillos electrónicos), principales factores de riesgo para contraer cáncer de pulmón.
La actividad fue muy didáctica, combinando charlas con ejercicio físico. Se enfocó en exponer los perjuicios del tabaco y vapeadores, así como sus componentes químicos. Según la Liga Santandereana Contra el Cáncer, los consumidores de estos productos no solo ponen en riesgo sus pulmones, ya que científicamente se ha demostrado que se aumenta el riesgo de sufrir 16 tipos de cáncer, además de enfermedades cardiovasculares, de fertilidad y disminución del sentido del gusto.
“Incentivamos a los participantes a tener hábitos de vida saludable. De igual forma, hicimos una reflexión sobre las afectaciones a la salud y cuáles son las causas por las que surge el masivo consumo de estos productos entre jóvenes y adolescentes”, subrayó Katerine Parrado, trabajadora social de la Liga Santandereana Contra el Cáncer.
Uno de los momentos que generó mayor impacto en la comunidad fue cuando se expuso el contenido de los vapeadores. Aunque la mayoría de los asistentes resaltó conocer que estos dispositivos cuentan con nicotina y saborizantes, la verdad es otra. Se ha demostrado que estos cigarrillos electrónicos están compuestos por al menos 11 sustancias altamente nocivas, como arsénico, alquitrán, formol, mercurio, amoníaco, plomo, formaldehído, entre otras.
Asimismo, se hizo hincapié en el daño ambiental que genera la fabricación y consumo de estos artefactos. Las baterías de los vapeadores están compuestas de plomo, mercurio y litio, que tardan aproximadamente 4000 años en descomponerse. Al ser desechadas, pueden filtrarse al subsuelo y contaminar fuentes hídricas. Además, se calcula que anualmente se arrojan alrededor de 4500 billones de colillas en el mundo.
Karen Nevado, trabajadora social de Bienestar Estudiantil, destacó: “Como profesional comprometida con la vida, considero importante que las personas adopten principios rectores basados en el amor propio y la identificación de todo aquello que altera su equilibrio emocional, mental y físico. El consumo de estas sustancias no genera nada positivo”.