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A partir de elementos naturales y biodegradables, investigadores de la Universidad Industrial de Santander (UIS) crearon un nuevo cebo que funciona como atrayente para insectos hematófagos. El dispositivo fue elaborado a partir de materias primas naturales y serviría como un señuelo usable dentro de dispositivos de captura de vectores causantes de enfermedades graves como el dengue, chikungunya, zika, entre otras.
Este nuevo cebo, que recientemente fue patentado por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), está compuesto por la unión de un gel y fibras naturales como el yute, que puede simular algunos compuestos y olores emitidos por el ser humano, por ejemplo, el sudor.
Inicialmente fue pensado para ser utilizado, específicamente, en trampas de captura y control de zancudos en la UIS, pero se estima que se puede escalar para que funcione con otras trampas que están disponibles en el mercado de control de insectos.
Para la profesora Débora Alcida Nabarlatz, “lo que hace diferente a este cebo es que tiene una matriz o un soporte que tiene absorbido esos compuestos naturales, y permite que se vayan liberando de manera lenta dentro de la trampa, simulando cuando persona entra a una habitación donde hay un zancudo y éste se siente atraído por esos olores y compuestos químicos que realmente son los que generamos nosotros como seres humanos. En el hogar puede funcionar con el auxilio de trampas para capturar esos zancudos, sin tener que usar ningún tipo de aerosol o trampa eléctrica que afecte la salud y el ambiente”.
Este es el resultado de la articulación de varias disciplinas de conocimiento de la UIS, que nació gracias al interés y el compromiso de los profesores Débora Alcida Nabarlatz, de la Escuela de Ingeniería Química, Héctor Julio Parra, de la Escuela de Diseño Industrial y Jonny Edward Duque Luna, de la Escuela de Medicina.
Este proyecto contó con la participación del ingeniero químico, José Gabriel López Ortiz, durante su trabajo de grado de la maestría en Ingeniería Química; Sergio Julián Ruiz Vita y Leidy Katherine Trespalacios Arias, egresados en Ingeniería Química, y Jessica Juliana Rincón Mora y Harry Jordán Hernández, egresados de Diseño Industrial.
Según José Gabriel López Ortiz, ingeniero químico egresado de la UIS y uno de los inventores de esta patente, una de las premisas de este cebo es que está hecho con compuestos naturales adquiridos en la región, como el yute, lo que abre una inmensa oportunidad de no tener que importar esos compuestos de otros países. “El poder tener esos cebos hechos con compuestos o productos locales lo hará más económico y competitivo a nivel global, además tiene el sustento de investigación y todo el conocimiento científico, y esto es una fórmula ganadora en el mercado”.
Se espera que las trampas que usan este cebo puedan ser utilizadas no solamente por investigadores y expertos en el control de vectores, sino que a su vez puedan llegar a toda la población que quiera tener en sus viviendas un sistema de control y eliminación de estos vectores, fácil de utilizar, económico y amigable con su salud y el medioambiente. Esta nueva fórmula fue comparada en laboratorio con otros cebos y atrayentes comerciales, donde se logró demostrar un mayor rendimiento y adaptabilidad a diferentes circunstancias. “Esta nueva patente tiene una historia en relación con lo que venimos trabajando desde hace varios años, que es poder encontrar sistemas de control de vectores limpios, que no contaminen y que tampoco causen problemas a los seres vivos. Este cebo se puede utilizar en cualquier trampa siempre y cuando sea destinada para insectos hematófagos, de hecho, ya ha sido evaluada también con el vector del dengue, chagas, y los flebótomos transmisores de la leishmaniasis”, agregó el profesor Jonny Edward Duque Luna, de la Escuela de Medicina y director del Centro de Investigaciones en Enfermedades Tropicales (Cintrop) de la UIS.