El sábado 9 de septiembre el Archivo Oral de Memoria de las Víctimas, AMOVI-UIS, con el apoyo del Instituto de Proyección Regional y Educación a Distancia, IPRED y la Escuela de Historia, da inicio al diplomado Memoria Histórica, Diálogos de Saberes y Preservación Archivística: Entretejiendo Memorias en el Territorio, dirigido a la comunidad indígena Wiwa, habitante de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Una comunidad que viene trabajando desde hace varios años con el CINEP, en su propósito de fortalecer la defensa del territorio, bajo la figura de la Ley de Origen, fundamentada en tres grandes pilares: el origen y orden espiritual del territorio ancestral, los sitios sagrados en el orden del territorio ancestral y la Línea Negra, su tejido e interconexiones funcionales y la Gobernabilidad de los cuatro pueblos como legítimas autoridades del territorio.
Una defensa del territorio basada en la sacralidad del mismo y de respeto ancestral por él, que en ocasiones puede ser mal interpretado por sectores de la sociedad que tienden a homogenizar a las comunidades por medio de una lectura folclorista y etnocéntrica.
En medio de este esencialismo étnico o una difusa identificación con los saberes ancestrales, sectores de la sociedad colombiana comprometidos con el diálogo pluralista y diverso, al lado de las propias comunidades, hacen esfuerzos por contribuir a establecer políticas públicas acordes con la vida comunitaria de las minorías étnicas y en armonía con la naturaleza. Acciones que se dan en medio de la violencia endémica y del despojo de la tierra. Territorios étnicos constituidores de identidades comunitarias diversas y que no sobra decir son nuestro bien más preciado como nación. Una tensión cultural agravada por la violencia endémica asociada a los actores armados, el narcotráfico y el deseo de los empresarios de la tierra que no se cansa de acumularla en detrimento de las culturas autóctonas y de la misma naturaleza. Sin embargo, en medio de esta adversidad, en ocasiones y de manera mesurada, se crean espacios de encuentro entre diversos sectores de la sociedad que desde lo subalterno buscan dialogar con el objeto de construir escenarios de inclusión, de reconocimiento del otro y de llevar a cabo acciones que contribuyan a fortalecer nuestra menguada democracia y poder vivir en paz.
El Archivo Oral de Memoria de las Víctimas, AMOVI-UIS, fiel a sus principios sobre conservación de la memoria oral en esta ocasión lidera la formación de 45 indígenas de la comunidad Wiwa que están comenzando a crear un archivo oral que les permita a los habitantes de la Sierra salvaguardar sus saberes ancestrales, mitigando de esta forma el riesgo de pérdida de la tradición oral comunitaria. Un patrimonio cultural declarado recientemente por la Unesco como bien inmaterial de la humanidad. Por cierto, una declaración que en cierta forma reconoce la diversidad cultural, pero que a su vez puede caer en un esencialismo étnico si no es suficientemente dialogada. De ahí que resulta particularmente estimulante que sean las propias comunidades quienes busquen estrategias para preservar sus saberes e identidad territorial. Más aún, cuando hoy se insiste en hacer políticas públicas construidas desde los propios territorios y pensadas en armonía con la naturaleza. En este sentido, es evidente que nosotros, los hermanos menores, debemos reconocer la experiencia milenaria que han tenido estas comunidades para vivir de manera armónica y en paz con su entorno o por lo menos no tan depredadoramente.