Con una nutrida participación a través de Facebook y YouTube se desarrolló la actividad “Anatomía y química del amor”, a cargo del doctor Julio César Mantilla, médico UIS, especialista en Patología (Universidad Nacional), antropólogo forense, profesor Titular y actualmente profesor del Departamento de Patología.
La conferencia del profesor Mantilla inició comentando la evolución del hombre durante la edad de piedra, bronce y hierro. Posteriormente, presentó el inicio de las relaciones amorosas cuando los primeros ancestros comenzaron a poblar la tierra y vivían organizados en pequeñas comunidades, aunque los conceptos de pareja, familia y fidelidad no existían todavía. En esa época, lo normal era la poligamia, una hembra mantenía relaciones con varios machos y estos a su vez mantenían competencia entre ellos para copular todas las hembras de la tribu. Con la llegada de los hijos, por su fragilidad al nacer, requerían especial atención y cuidado y demandaban el cuidado de los machos por su cría hasta que fuera autosuficiente; así nace la monogamia.
“Hace 50.000 años el hombre vivía en cuevas por largo tiempo, era sedentario, cazador; sin embargo, tenía nuestro mismo cerebro y las mismas emociones, sentimientos, celos, deseos y pasiones que actualmente se experimentan en nuestras relaciones amorosas. Fue en la antigua Grecia donde surgieron los cuatro conceptos de amor: Eros, Ágape, Storgé, Philia. Es en el siglo XX donde se dan las primeras demostraciones públicas del sentimiento amoroso, hombres y mujeres, allí empiezan a elegirse y es el fin de los matrimonios arreglados”, puntualizó el doctor Mantilla.
La aceptación del deseo sexual y placer como ingredientes del amor es un impulso esencial del humano, así como también lo son las diferentes fases del amor: 1. atracción física; 2. enamoramiento reflejado en segregación de sustancias como dopamina, serotonina y norepinefrina; 3. apego y estabilidad que hacen que la locura apasionada del amor caiga.
Al finalizar la conferencia, el experto precisó que aspectos como la segregación de hormonas como las feromonas, dopamina, noradrenalina, feniletilamina, adrenalina, oxitocina, norepinefrina, serotonina, vasopresina, andrógenos, estrógenos, la rutina y la monotonía, son fundamentales al momento de analizar cómo afectan las relaciones de pareja.