A través de una charla donde se socializaron temáticas relacionadas con el incremento del consumo de drogas emergentes, las complicaciones médicas asociadas al consumo de sustancias psicoactivas y adicción a medios digitales, la Facultad de Salud de la Universidad Industrial de Santander realizó una sesión de la Cátedra Salud y Sociedad.
Este encuentro, dirigido a toda comunidad universitaria, estuvo a cargo del profesor Tito César Quintero, médico especialista en psiquiatría, con maestría en drogodependencias, adscrito al Departamento de Salud Mental UIS. El experto desarrolló la temática en torno al incremento del uso de drogas emergentes y los factores que influyen en que la población perciba un menor riesgo al consumirlas.
«Las drogas emergentes son sustancias psicoactivas que pueden llegar a causar un problema de salud pública, evadiendo los controles y sistemas regulatorios de la ONU», explicó el doctor Quintero.
Como conclusión, Quintero enfatizó que muchos de los efectos fisiológicos que producen estas sustancias se desconocen y pueden variar dependiendo de cada persona, lo que las hace muy peligrosas, ya que los consumidores piensan que están consumiendo determinada sustancia cuando en realidad resulta ser una mezcla desconocida, que en muchos casos han ocasionado problemas de salud e incluso han provocado la muerte de quienes las consumen.
Por otra parte, la doctora Maritza Ballesteros Caicedo, médico especialista en psiquiatría de enlace y profesora perteneciente al Departamento de Salud Mental UIS, recordó que dentro de las complicaciones médicas asociadas al consumo de sustancias psicoactivas está ser dosis dependientes, es decir, van a depender de factores como la cantidad y frecuencia de consumo de la sustancia. En el caso del consumo excesivo de alcohol, este puede ocasionar problemas como: hipertensión, fibrilación auricular, cardiomiopatía, trombosis, ECV hemorrágico, depresión respiratoria, hígado graso, cirrosis, insuficiencia renal aguda, alteración de reflejos y memoria, deficiencia de absorción de tiamina, demencia y síndrome de abstinencia que puede llevar a estatus epiléptico o convulsiones. Respecto al consumo de marihuana, se asocian patologías como: infarto al miocardio, ECV, hiper o hipotensión, aumento o disminución de frecuencia cardiaca, disección aórtica, alteración del estado de conciencia, infecciones pulmonares bacterianas o por hongos, broncodilatación, bronquitis, cáncer de laringe, disminución del sistema inmunitario y síndrome amotivacional (desconexión del mundo externo). Por otra parte, el consumo de cocaína conlleva a afectaciones como: trombosis, taquicardia, aumento en consumo de oxígeno, hipertensión, infarto de miocardio, ECV isquémico y hemorrágico, falla hepática aguda por sobredosis, infarto renal por vasoconstricción y alteración de dopamina.
En síntesis, dice la experta, independientemente de la sustancia psicoactiva que se consuma, con el uso prolongado se va a presentar una afectación en las diferentes áreas personales como la académica, laboral, social, familiar y en la salud. Por tanto, la Dra. Ballesteros invitó a los estudiantes a ser más conscientes de las implicaciones y repercusiones a mediano y largo plazo que puede traer el consumo de sustancias psicoactivas y a detenerse a pensar en los impactos negativos que esto puede tener antes de hacerlo.
Finalmente, en la sesión a cargo del doctor Alexander Blanco Palomino, médico especialista en psiquiatría de niños y adolescentes, con maestría en drogodependencias, quien es coordinador del área de hospitalización en San Camilo KIDS y también profesor de cátedra del Departamento de Salud Mental, abordó el comportamiento adictivo en medios digitales frente al temor a quedar desconectado.
De acuerdo al doctor Blanco, es de gran importancia preguntarse cuánto tiempo se puede emplear en el uso de los dispositivos electrónicos, sin llegar a generar problemas psicológicos como una adicción. Si bien es cierto que en la era digital los dispositivos electrónicos cumplen un papel esencial en las actividades diarias de las personas, hizo énfasis en la necesidad de hablar acerca del uso y abuso de la tecnología, y cómo evitarlo estableciendo hábitos, normas, comunicación social, demostraciones de afecto y límites de tiempo.
De acuerdo con las edades se han determinado periodos de tiempo diarios frente a las pantallas:
De 0 a 2 años: es recomendable no tener ningún contacto.
De 2 a 5 años: los niños pueden llegar a pasar entre media a una hora.
De 7 a 12 años: se busca que alberguen una hora con un adulto supervisando, pero nunca mientras comen.
De los 12 a los 15 años: una hora y media con supervisión de la actividad
Más de 16 años: dos horas como máximo evitando las pantallas en los dormitorios.