La responsabilidad sobre el consumo de alimentos, se sustenta en algunos de los 17 objetivos de desarrollo sostenible(ODS): “Hambre cero” y “Producción y consumo responsable”. Este fue uno de los temas centrales durante la actividad educativa organizada la Facultad de Salud UIS, donde se hizo énfasis en cómo reusar los sobrantes de alimentos.
En los alimentos se conocen dos grupos, los desperdicios evitables y desperdicios no evitables. “En el mundo cerca del 33% de la oferta de alimentos destinados al consumo humano se pierde y desperdicia, es decir, 1.300 billones de toneladas de comida. De este valor, la producción agropecuaria tiene la mayor participación en la perdida y desperdicios con un 36% y 34%, respectivamente”, dijo la Ph.D Edna Magaly Gamboa, profesora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Industrial de Santander, durante su presentación.
Errores en la interpretación de etiquetado, el desconocimiento de la preparación de recetas, comprar de manera compulsiva, no tener menús, ni programar compras, seguir algunos estándares de recetas de colores y aspecto perfecto, son algunas de las razones por las que se desperdician alimentos en casa.
En Colombia, la participación de las Perdidas de Alimentos (PDA), se da así: el 40,5% en la fase del cultivo, el 15,6% en lo hogares, el 19,8% en almacenamiento, el 3,5% en procesos industriales y el 20,3% en la distribución. Es decir, en Colombia se pierden 9.76 millones de toneladas de alimentos al año, de esa cantidad, 6.22 millones de toneladas son perdidas y 3.54 millones de toneladas son desperdicios.
En países desarrollados como Estados Unidos se desperdicia un promedio de 415 kg por persona, 126 millones de toneladas al año. A nivel mundial, la participación de los desperdicios de los PDA se clasifica en grupo de alimentos, el 45% frutas y verduras, 35% pescados, 30% cereales, 20% cárnicos y lácteos.
Esta problemática genera un impacto económico y social. Pérdida en los ingresos de los productores y vendedores, aumento en los precios para los consumidores, reducción de la disponibilidad local y mundial de alimentos, impacto negativo en la salud y nutrición de las personas.
Si bien en Colombia desde 2019 existe una política para prevenir la perdida y desperdicio de alimentos, que incluye una obligación jurídica para los productores y supermercados de donar los alimentos aptos para el consumo humano, así como otras disposiciones complementarias, aún hay un camino muy extenso por recorrer y una población por educar.