En el Hospital Universitario de Santander (HUS), en Bucaramanga, una luz de esperanza se enciende con la llegada de la Misión Médica Milwaukee Wisconsin, desde Estados Unidos. Como un faro de solidaridad proveniente de tierras lejanas y con el apoyo inquebrantable del HUS y de la Universidad Industrial de Santander (UIS), este equipo de ‘ángeles de batas blancas’ se embarca desde este lunes, como lo ha hecho desde hace más de tres décadas, en una travesía de transformación, destinada a ‘tejer sonrisas’ donde antes hubo lágrimas, a reconstruir sueños donde antes reinaba la desesperanza… Más de 300 historias testigos del milagro cotidiano que emerge cuando la ciencia se une al amor por el prójimo.
Historias como la de Ángel Samuel, quien precisamente nació para ser ángel en su familia. Desde muy temprano, este lunes, Maritza, mamá de Ángel, llegó con su hijo en brazos, acompañada de su mamá, María Isidora, al Hospital Universitario de Santander. El pequeño ángel, aunque con dos años, no supera los 60 centímetros de estatura, tiene labio fisurado y paladar hendido, además de algunas malformaciones congénitas en extremidades.
Madre, abuela y nieto, eran solo una de esas 300 familias que buscan ser beneficiadas con una de las 100 maratónicas intervenciones quirúrgicas que realizarán durante dos semanas, cerca de 50 profesionales de la salud provenientes de Estados Unidos, apoyados por personal del HUS y de la UIS.
“Vengo a traer a mi nieto. Darle gracias primeramente a Dios por esta oportunidad que les están dando a muchas personas que necesitan de esto, el niño tiene labio leporino y paladar hendido, lo trajimos a ver qué pasa, primeramente confiamos en Dios que ha puesto a los médicos y a todo este personal, que Dios les bendiga grande y maravillosamente”, manifestó doña María con la esperanza puesta en que Ángel Samuel sea uno de los beneficiados.
Esta misión es una visita muy esperada y bien recibida desde hace 38 años, según lo dio a conocer la decana de la Facultad de Salud de la UIS, Lina María Vera Cala.
“Una vez más tenemos a la misión del Colegio Médico de Wisconsin acompañándonos en la ciudad para realizar cirugías plásticas reconstructivas en niños, principalmente, y adultos con malformaciones congénitas. En este momento hay una lista de alrededor de 270 personas, el día de hoy la misión hará toda la consulta para tamizar y definir quiénes de ellos serán operados, serán alrededor de 80 a 100 cirugías durante estas dos semanas lo cual implica un trabajo intensísimo de todo el equipo médico de Wisconsin, así como el equipo de aquí de Colombia que está conformado por nuestros profesores y estudiantes de la Residencia Médica en Cirugía Plástica de la UIS y personas del HUS”.
Doña Carmen Cecilia Orduz, mamá de Stephany, llegó desde Berlín acompañada de su pequeña. Estaban también entre la multitud que aguardaba bajo carpas blancas a la espera de un “sí”. Stephany fue beneficiada el año pasado con la intervención de labio leporino y este año va por otra esperanza, la operación de su paladar hendido.
“Es muy importante esta misión porque muchas veces los servicios de salud no cubren esto, en cambio aquí llega uno y lo atienden; cuando uno no tiene beneficios para pagar, ellos le hacen a uno la vida más fácil. Agradecida con esta misión”, expresó doña Carmen.
Por su parte, Juan Darío Alviar Rueda, jefe de Cirugía Plástica del Hospital y coordinador del posgrado de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva de la UIS, explicó cómo se llevará a cabo el dispendioso proceso de selección.
“La misión inicia hoy con las valoraciones médicas donde vamos a valorar a todos los pacientes que ya están inscritos, esperamos ver a aproximadamente 300 pacientes. A partir de mañana se empiezan a seleccionar los casos que se van a ir operando día tras día durante estas dos semanas, esperando operar alrededor de 100 pacientes si Dios lo permite, terminando la misión para el día primero de marzo.
“Vamos a estar participando todos los entes del HUS y de la UIS, nuestro programa es el que lidera el proceso, profesores, cuerpo docente, residentes están todos trabajando, viendo pacientes, ayudando y entrando a las cirugías. Gracias a toda esta cooperación es que podemos llevar a cabo a feliz término esta misión”.
Entre el equipo que le pone el corazón a esta misión, está Donovan Sánchez, cirujano plástico egresado de la UIS quien precisamente se preparó en Wisconsin para hacer parte de esta maratónica jornada.
El año pasado tuvo la oportunidad de estar, como parte de su entrenamiento de cirugía plástica, en el Medical College de Wisconsin donde compartió con los diferentes especialistas que hoy vienen a Colombia, además con residentes y especialistas que han estado en entrenamiento en ese importante hospital. “Vamos a ver cómo podemos integrar todo ese conocimiento que hemos adquirido durante nuestro entrenamiento como cirujanos plásticos para retribuirlo con la población más vulnerable del nororiente colombiano, muy agradecidos y felices de que este 2024 continúen apoyándonos y seguir contando con este maravilloso grupo”.
Julián Niño, gerente del HUS, destacó la importancia que tiene la UIS en esta misión. “La UIS como aliado estratégico del Hospital Universitario, tiene un doble rigor que es tratar de mantener los niveles académicos de la misión y, segundo, esa transferencia de capacidades entre los médicos de la misión y la Universidad, buscando que atiendan a los más necesitados y ayuden a Santander y a Wisconsin a tener personal con mejor capacidad en temas de cirugía plástica”.
De acuerdo con la directora de la Misión Médica Milwaukee Wisconsin, Sonia Dumit Minkel, “para mí es un honor estar nuevamente en Bucaramanga. Dios ha sido bueno y me ha concedido que podamos seguir trabajando. Nosotros queremos ser parte de la solución y no parte del problema, este año tenemos un grupo muy grande y con ayuda de Dios podemos hacer el mejor trabajo posible.
“Importante tener en cuenta que para la Misión no es hacer cantidad, es hacer calidad, nosotros trasladamos nuestro quirófano de Estados Unidos a acá y hacemos exactamente lo que se hace allá y traemos la mayoría de insumos. Yo creo que ahora debemos irnos a trabajar porque muchos pacientes nos esperan”.
La misión llegó con ‘maletas’ repletas de esperanza donde no solo llevan instrumental quirúrgico, sino también el poder de la empatía y la compasión, nutrientes esenciales para sanar cuerpos y también almas. En cada una de las intervenciones que realizarán durante dos semanas, no solo se cierran heridas físicas, sino que se abren caminos hacia una vida plena y digna.
En la sala de operaciones, cada movimiento del equipo médico es una esperanza. Al final, no solo se borran cicatrices, sino que se graban historias de resiliencia y superación de cada pequeño paciente.