La crisis provocada por la pandemia, que nos vimos abocados a enfrentar en los años precedentes, plantea nuevos retos a los procesos de interacción, movilidad, comunicación y, en general, a todas las formas que experimentamos como seres humanos y sociedad al habitar y construir nuestros entornos en condiciones de una compleja transición.
Esta última viene marcada por una lenta recuperación del empleo, leve disminución -frente a los niveles previos a la pandemia- de la pobreza monetaria y multidimensional y persistente aumento de los precios, todo lo cual revela la continuidad de tensiones y conflictos sociales, en un ambiente político nacional e internacional altamente polarizado.
Se trata de un enorme desafío para nuestras instituciones, para los sectores público y privado, y para el Estado colombiano en todo su conjunto. Debemos aceptar que la crisis de salud publica afectó las estructuras sociales, económicas y políticas al revelarse, en el marco de la protesta social, las profundas tensiones y fracturas que perviven en el seno de nuestras ciudades y territorios.
Amplios sectores de nuestra juventud expresaron no sentirse identificados con las políticas públicas existentes, y hoy continúan exigiendo adecuados espacios de participación y de realización material. Ven con preocupación cómo en múltiples ocasiones se cierran para ellos las posibilidades de llevar una vida digna, en condiciones de igualdad de oportunidades y de equidad para todos.
La Universidad es consciente que se requiere una apertura y un cambio generacional que contemple este nuevo orden de realidad, y por ello se instala en el ámbito metropolitano como en las diferentes regiones del departamento con el firme propósito de promover la formación integral con calidad de nuestros jóvenes ciudadanos universitarios, mediante la articulación y el desarrollo de las funciones de docencia, investigación y extensión que son inherentes a nuestra misión, desde lo local y en conexión con la búsqueda de soluciones a los problemas que el mundo moderno plantea.
Como universidad pública del Estado colombiano, la UIS recoge el legado y el anhelo expresado por varias generaciones, en el sentido de superar de manera definitiva el lastre y sufrimiento que, por décadas, han generado y reproducido la violencia política y el conflicto, dejando a su paso millones de víctimas. Flagelos estos que han deteriorado el tejido sociocultural e imposibilitado, en la práctica, el pleno despegue de nuestras potencialidades y capacidades, incluidas las relacionadas con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, así como la configuración de una identidad nacional forjada a partir del reconocimiento de nuestra pluriculturalidad y diversidad y, por lo tanto, de la diferencia como un valor central en sí mismo para estimular el progreso de nuestras ciudades, regiones y territorios.
Mantenemos un alto compromiso con la construcción de la paz, la equidad, la inclusión y la interculturalidad, y, por tanto, demandamos que se excluyan de nuestro entorno y de nuestras actuaciones toda forma de expresión violenta que inhiba nuestros derechos y libertades y limite la capacidad para tomar decisiones en procura del bien común.